LA SOCIEDAD DE LA “BELLE EPOQUE”
Treinta y cinco años de paz porfirista y el milagro de las comunicaciones transformaron a México. Los bandoleros desaparecieron de los caminos y productos y personas se movieron a largo del territorio de manera rápida y a precio módico. El paisaje nacional sería distinto mediante las vías y el humo de los ferrocarriles, se apagaran lugares que habían florecido con la arriería. Teléfono, telégrafo, y el sistema nacional de correos también coadyuvaron a cohesionar a la población, antes de esta época desintegrada e incomunicada.
La paz permitió el asentamiento y el primer franco aumento de población de 9 y medio millones en 1877 a 15 para 1910, a pesar de seguir presa de epidemias contagiosas que eran endemias. La distribución poblacional no mejoro con el crecimiento.
Los porfiristas expresaron en diversos tonos su desprecio hacia los indios, a quienes consideraban flojos, inferiores y despreciables por carecer de todo afán de lucro, lo que les hacia malos agentes del progreso.
Ante una nación poseedora de un gran territorio lleno de recursos sin explotar y una población escasa, el lema constante fue “gobernar r en poblar” y como se consideraba deseable a la migración europea se procuro atraerla con toda clase de estimulo. Sin embargo no se obtuvo el menor de los éxitos, irónicamente emigraron un número mayor de mexicanos a los estados unidos.
El Porfiriato mantuvo vigente la filosofía liberal de suprimir todas las trabas al enriquecimiento y a la atracción de capitales extranjeros. Así se derogaron tradiciones de siglo, se libero la propiedad del subsuelo y se deslindaron los baldíos para promover su explotación. Con ello se agravo el problema de la tierra pues los latifundios crecieron desmesuradamente y de paso tomaron tierras de los pueblos y de nuevos pequeños propietarios que no fueron capaces de defenderse. Este grupo de latifundistas no era rural pues a menudo estaba compuesto por propietarios ausentistas que residían en la capital en el extranjero, por lo cual sus usos y residencias tenían un aire cosmopolita que no había existido antes en México.
Las clases populares siguieron constituyendo la mayoría de la población y continuaron mostrando las carencias de siempre: falta de instrucción, pobreza y atraso. La masa de trabajadores de minas, industrias, ferrocarriles, puertos, tenía como común denominador su falta de calificación, lo cual le impedía alcanzar niveles medios ocupados a menudo por extranjeros.
Aunque se organizaron escuela técnica, nocturna, no se logro mejorarlas, sobre todo a causa de largas jornadas de once y hasta catorce horas de trabajo siete días de la semana.
Los trabajadores del campo tuvieron que agradecer poco a la paz porfirista. El liberalismo asalto sus tierras comunales y cuando convirtió a uno que otro indio o mestizo campesino en pequeño propietario lo dejo desprotegido frente al avance implable de latifundio.
La sociedad del porfirismo vivía una profunda desigualdad. El pueblo (mineros, campesinos y
Obrero) que era la gran mayoría de los mexicanos vivía en una situación de pobreza y casi de esclavitud pero la represión del gobierno nunca había logrado acallar sus voces, los campesinos confiaban en que llegaría el día en que recuperara rían su tierra y los obreros soñaban con una sociedad igualitaria y justa.
Comentario Final. Con el paso del tiempo sus sueños e ilusiones se han alcanzado.
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