viernes, 3 de diciembre de 2010

NARRATIVA DE LA EPOCA DEL PORFIRIATO




LA SOCIEDAD  DE LA “BELLE EPOQUE”
Treinta y cinco años de paz porfirista  y el milagro de las comunicaciones  transformaron a México. Los bandoleros desaparecieron  de los caminos  y productos y personas se movieron  a largo del territorio  de manera rápida y a precio módico. El paisaje nacional  sería distinto mediante las vías  y el humo de los ferrocarriles, se apagaran  lugares que habían florecido  con la arriería. Teléfono, telégrafo, y el sistema nacional de correos  también coadyuvaron a cohesionar a la población, antes de esta época  desintegrada  e incomunicada.
La paz permitió el asentamiento y el primer franco  aumento de población de 9 y medio millones en 1877 a  15 para 1910, a pesar de seguir presa de epidemias  contagiosas que eran endemias. La distribución poblacional  no mejoro con el crecimiento.
Los porfiristas expresaron en diversos tonos su desprecio  hacia los  indios, a quienes consideraban flojos, inferiores y despreciables por carecer de todo afán  de lucro, lo que les hacia malos agentes  del progreso.
Ante una nación poseedora de un gran territorio lleno de recursos  sin explotar  y una población  escasa, el lema  constante fue “gobernar r en poblar” y como se consideraba deseable  a la migración europea se procuro atraerla  con toda clase de estimulo.  Sin embargo no se obtuvo el menor de los éxitos, irónicamente  emigraron un número mayor de mexicanos a los estados unidos.
El Porfiriato mantuvo vigente la filosofía liberal de suprimir todas las trabas al enriquecimiento y a la atracción  de capitales extranjeros.  Así se derogaron tradiciones de siglo, se libero la propiedad  del subsuelo y se deslindaron los baldíos para promover su explotación. Con ello se agravo el problema de la tierra pues los latifundios crecieron desmesuradamente y de paso tomaron tierras  de los pueblos  y de nuevos pequeños propietarios  que no fueron capaces de defenderse. Este grupo de latifundistas  no era rural pues a menudo estaba compuesto por propietarios ausentistas que residían en la capital en el extranjero, por lo cual sus usos y residencias  tenían un aire cosmopolita que no había existido antes en México.
Las clases populares  siguieron constituyendo la mayoría de la población y continuaron mostrando las carencias de siempre: falta de instrucción, pobreza y atraso. La masa de trabajadores de minas, industrias, ferrocarriles, puertos, tenía como común denominador su falta de calificación, lo cual le impedía alcanzar niveles medios ocupados a menudo por extranjeros.
Aunque se organizaron escuela técnica, nocturna, no se logro mejorarlas, sobre todo a causa de largas jornadas  de once y hasta catorce horas de trabajo siete días de la semana.
Los trabajadores del campo tuvieron que agradecer poco a la paz porfirista. El liberalismo asalto sus tierras comunales  y cuando convirtió a uno que otro indio o mestizo campesino en pequeño propietario lo dejo desprotegido frente al avance implable  de latifundio.
La sociedad del porfirismo vivía una profunda desigualdad. El pueblo (mineros, campesinos y   
 Obrero) que era la gran mayoría de los mexicanos vivía en una situación de pobreza y casi de esclavitud  pero la represión del gobierno nunca había logrado acallar sus voces, los campesinos confiaban en que llegaría el día en que recuperara rían su tierra y los obreros soñaban con una sociedad igualitaria y justa.
Comentario Final. Con el paso del tiempo sus sueños e ilusiones se han alcanzado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario